"El ángel se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma contigo al niño y a su Madre y huye a Egipto” (Mt. 2,13)
María debió sufrir mucho al enterarse de la barbarie perpetrada por el rey Herodes con la matanza de los inocentes. ¿Qué corazón con un mínimo de sensibilidad no sufriría ante esa monstruosidad? Seguro que se preguntaba ¿Por qué el mal, el sufrimiento, la muerte de inocentes? ¿Por qué existe la prepotencia, la maldad y la crueldad demoníaca en los hombres?
También nuestro corazón cristiano ha de mostrarse sensible al sufrimiento, compadecerse, socorrer.
Alguien escribió: “si podéis curar, curad; si no podéis curar, calmad; si no podéis calmar, consolad y rezad por los que sufren”. Recemos, ayudemos, acompañemos... a todos esos hermanos que sufren y que tienen miedo por esta pandemia que nos azota.
Dios te salve, María…
ORACIÓN
Madre Dolorosa, junto a la cruz del Hijo Jesucristo,
tú, que también has conocido el sufrimiento,
calma nuestros dolores con tu mirada maternal y tu protección.
Bendice a los enfermos y a quien vive estos días con el miedo,
a las personas que se dedican a ellos con amor y coraje,
a las familias con jóvenes y ancianos,
a la Iglesia y a toda la humanidad.
Por Jesucristo, tu Hijo, el médico de los cuerpos y de las almas,
el Señor de la Vida, que resucitó a Lázaro, su amigo,
que vive y reina, por los siglos de los siglos. Amén.