29
MAR
2020

Tercer dolor: la pérdida del niño Jesús en el Templo



“Jesús,  sin saberlo sus padres se quedó en Jerusalén.  Al cabo de tres días lo encontraron en el templo.  Su Madre le dijo: Hijo,  ¿Por qué nos has hecho ésto?  Tu padre y yo angustiados,  te andábamos buscando” (Lc. 2, 43)
 
¡Cómo sufre una madre,  un padre,  ante la pérdida de un hijo! 
Se preguntan una y otra vez:  ¿Dónde estará? ¿Cómo estará? 
Así son los padres en el amor hacia sus hijos. 
Pierden la paz,  pierden el sueño,  pierden la vida. 
Ellos son nuestros custodios,  sufren,  se lamentan,  se llenan de dolor y tristeza. 
Imaginémonos a María,  la más sensible,  la más cuidadosa,  la más responsable.  ¡Qué apuro!
 
También en esta situación tenemos a muchos hermanos y hermanas, padres y madres, hijos e hijas que están perdiendo a sus seres queridos. Y muchos de ellos sin poder acompañarles en sus últimos suspiros de vida ni ya de camino hacia el descanso eterno. Cuánto dolor y cuánto sufriemiento... Rezemos por ellos, por todos esas personas que están perdiendo a sus seres queridos por esta enfermedad tan cruel e injusta, para que encuentren el consuelo en Aquel que nunca nos falla y que puede guardarnos a estos seres queridos en su seno hasta que podamos un día volver a vivir con ellos en su Reino.
 
Dios te salve, María…
 
ORACIÓN
 
Madre Dolorosa junto a la cruz del Hijo Jesucristo,
Tú, que también has conocido el sufrimiento,
calma nuestros dolores con tu mirada maternal y tu protección. 
Bendice a los enfermos y a quien vive estos días con el miedo,
a las personas que se dedican a ellos con amor y coraje, 
a las familias con jóvenes y ancianos, 
a la Iglesia y a toda la humanidad.
Acoge en tu seno aquellos que ya se han ido,
que no olvidamos y que confiamos a tu misericordia. 
Amén.
 

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